Fundado el 4 de febrero de 1951 con el nombre de escuela agrícola “San Juan
Bosco de Moca”, pero trasladado a La Vega en 1968, la institución fue inaugurada
el 18 de febrero de 1969 con la presencia del presidente Joaquín Balaguer,
funcionarios de su equipo agropecuario y otras personalidades.
El padre Julio Soto recuerda con agrado aquellas palabras proféticas que
pronunció el 4 de febrero de 1951 el padre Sixto Pagani, primer director de la
entonces “Escuela Agrícola San Juan Bosco de Moca”, cuando esa academia fue
inaugurada.
El padre Pagani en su discurso de aquel entonces decía: “hemos tenido
dificultades en la etapa inicial, características de las obras de Don Bosco,
pero no nos amedrentaremos por esto, seguimos los pasos de nuestro fundador,
seguros que las obras de Dios tarde o temprano triunfan, ni buscamos provecho,
sino el bien moral y material de la juventud”.
Soto sostiene que Pagani pronunció esas palabras con conocimiento de causa,
porque lo han vivido de una manera o de otra, porque la historia del IATESA le
da la razón, ya que no todo es color de rosa allí y han pasado por muchas
dificultades.
No obstante, explica que la escuela nació a una nueva vida en el momento en
que empezaba a necesitarlo el país y durante años fue dándole los agrónomos que
necesitaba la agricultura dominicana.
Según el padre Soto, con el pasar del tiempo, los terrenos y los edificios de
la Escuela Agrícola “San Juan Bosco”, estaban resultando pequeños, mientras la
ciudad de Moca caminaba hacia el centro educativo.
Se comenzó a buscar un lugar que pareciera acto y el 18 de febrero de 1969
tuvo lugar la inauguración de la Escuela Agrícola Salesiana de La Vega, con la
presencia del presidente Joaquín Balaguer, funcionarios del sector agropecuario,
el obispo de esa diócesis, en ese entonces Juan Antonio Flores Santana y otras
personalidades de la provincia.
Subraya que el tiempo siguió pasando y la escuela convertida en 1984 en
Instituto Agronómico Salesiano (IAS), con un plan de estudios remozados,
continuaba ofreciendo en medio de fuertes limitaciones económicas su servicio
educativo y promocional y aún en los momentos de fuertes crisis de la
agricultura dominicana, seguía adelante.
“Se nos acercaba a grandes pasos el fenómeno de la globalización, los
alrededores del Instituto empezaron a cambiar y en el mismo frente de esta
institución nació una zona franca industrial.
EXPANSIÓN
El padre Soto revela que en el lenguaje salesiano existe
una frase que reza “con Don Bosco y con los tiempos” y que ante esa realidad, la
Inspectoría Salesiana de las Antillas juzgó conveniente encomendar en 1995 a una
firma especializada para hacer un estudio del Instituto.
Expresó que hay que tener presente que en ese mismo año cambió la fisonomía
externa de los terrenos de la institución, al quedar una parte de ellos de un
lado y la otra parte al otro extremo de la Autopista Duarte. Hasta el día de hoy
así sigue, lo que dice le crea ciertos problemas.
También resalta que el vivero, que era la fuente principal de la
sostenibilidad hasta ese momento también desapareció, pero el estudio serio y
ponderado recomendaba continuar con la agronomía y abrir pasos a otras áreas que
estaba pidiendo a gritos el entorno.
El consejo directivo de la Inspectoría Salesiana de las Antillas decidió que
se siguiera esa ruta, que era la que marcaban los tiempos. Esa fue una decisión
histórica, de la cual, de acuerdo con el padre Soto, no se han arrepentido.
Era una tarea urgente proceder a la mejora de todo el sector agropecuario y a
la diversificación de las carreras, pero como buenos hijos de Don Bosco estaban
sin dinero y no había más remedio que tocar puertas, rogando que se las
abrieran.
Soto reconoció que el padre Luis Dalbón, director de la Escuela en 1961, fue
el hombre clave para el comienzo de una etapa del centro educativo agrícola,
ayudado siempre por sus hermanos salesianos.








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